Aquel día me desperté a las 07:30 de la mañana, curiosamente ya era muy de mañana, teniendo en cuenta que en Brasil en los meses de mayo y junio, en la región donde yo me encontraba, anochece a las seis de la tarde. Preparé todo el material, ordenándolo lo mejor que pude en mi mochila para ahorrar espacio, de esas que tienen muchos bolsillos y compartimentos. En el interior llevaba infinidad de tarritos de plástico de los carretes de fotos, trasparentes a ser posible, ya que así siempre sabía lo que contenían, una caja de puros llena de sobres de papel vegetal para las mariposas, y algunos utensilios que utilizo si las capturas lo requieren por su tamaño, como pueden ser una jeringa de insulina y un tarrito con acetato de etilo que uso a modo de veneno para inocular a los especímenes de tamaño considerable, como esfíngidos y algunos artrópodos con los que el típico frasco de veneno no sirve, ya que por su resistencia a la inhalación de estos vapores se deterioran intentando escapar, con lo que su torax, cabeza y abdomen, en la mayoría de las veces cubiertos de una bellosidad bastante colorida quedan totalmente desnudos exponiendo el exoesqueleto de quitina, con la consiguiente pérdida de todo valor del espécimen capturado.
Roberto Gonella posando junto con unos niños de la zona
Salimos en dirección a la reserva biológica de Mata Ciliar*, un lugar de esos con los que no sólo el entomólogo más entusiasta soñaría, sino cualquier amante de la naturaleza. Tardamos más o menos una hora en llegar, por carretera en buenas condiciones, hasta que tuvimos que desviarnos para coger una senda sin asfaltar que nos condujo hasta el mismo paraje .
Siempre había soñado con deambular por un sitio así buscando insectos y deleitándome con los sonidos de infinidad de pájaros multicolores que canturreaban unos y chillaban otros en una algarabía que termina por ser habitual en uno de estos escenarios tropicales. Tenía una extraña sensación, como si reálmente no estuviese allí, como si fuese a despertar del sueño en el que me encontraba , por suerte para mi, no había sueño alguno, estaba en el lugar más alucinante del mundo y me tocaba explorarlo aquel día.
Comencé mi andadura alrededor de las 11 de la mañana, con el sol golpeando fuerte en las cabezas desde lo más alto de un cielo azul inmaculado, empecé a bordear el margen izquierdo del río que transcurría mansamente entre una gran arboleda de 15 metros de altura a ambos márgenes del mismo, mientras pude y la vegetación me lo permitió por supuesto, de vez en cuando me desviaba de mi línea recta y bajaba al río a sorprender bebiendo en el barro a cientos de rophalóceros*, capturando algunos ejemplares de piéridos , catagrammas* , que para quién no las conozca diré que son a mi juicio las más bellas criaturas que puede encontrar el amante de estos insectos en América tropical y mariposas del genero dyaethria, esas tan bonitas que suelen llevar el motivo 89 y 88 en el reverso de sus alas posteriores.
Junto a nubes de amarillos piéridos, las libélulas hacían su agosto cazando al vuelo a algunos ejemplares y deteniéndose en los juncos ribereños a devorarlas aun vivas.
Proseguí caminando por un lindero del "cerrado", como allí se denomina el paisaje reinante, una especie de sabana con zonas de bosque tropical cerrado, como su propio nombre indica y me adentré en un espacio protegido por una estupenda arboleda y defendida por un sotobosque tan tupido y alto que las ramas sobrepasaban mi cabeza, donde logré distinguir al vuelo algunos ejemplares del género "adelpha" , preciosos ninfálidos neotropicales de alas anaranjadas en su borde costal, capturé dos o tres y mientras introducía a la última de ellas en un sobrecito de papel vegetal observé a una distancia de unos diez o quince metros frente a mi a una mariposilla negra y roja que volaba muy rápida entre el follaje, con un aleteo vertiginoso, me acerqué con sigilo y levantó su frenético vuelo para volver a posarse en la misma hoja, en el envés de la misma, donde era casi imposible verla sin tumbarse en el suelo, entonces con un certero golpe de manga logré introducirla en la red y antes de meterla en otro sobre me detuve a observarla un poco, ya que era la primera vez que veía un ejemplar vivo de esta familia de mariposas, denominada nemeobidae*, el sujeto en si es limnas xarifa, integrante de una de las familias de ropalóceros del nuevo continente más diversa y bella, proseguí andando entre los árboles y encontré otro nemeobido de distinto color, fondo negro y bordes de las alas anaranjados, también fue capturado.
La primera era de fondo negro, alas puntiagudas y franjas rojas bermellón, la otra negra igualmente y con las puntas de las alas anaranjadas, es increíble la cantidad de diversidad entomológica que pude observar en tan sólo unas pocas hectáreas de cerrado, sin contar con los pájaros, reptiles y anfibios que también observé.
Hamadryas feronia
Continué mi búsqueda, no sin antes caer de espaldas en la orilla embarrada de un arrollo en el interior de un bosquecillo intentando capturar "algo" que me dio una pasada a 60 Kms/hora por delante de mi cara y lo único que conseguí fue mancharme toda la espalda y el trasero de una tierra roja embarrada como la sangre, que me tiñó y empapó toda la ropa. Cuando me incorporé y proseguí mi visita al interior del bosque, donde transcurría manso y silencioso un pequeño arroyuelo logré capturar algunos ejemplares de heliconius erato y otras especies de esta subfamilia de nimphalidae, los heliconinae*, que revoloteaban con su típico vuelo gracioso, describiendo círculos de arriba a abajo en espiral y la mayoría de las veces facil para que el entomólogo los capture.
Ya había transcurrido una hora al menos desde mi marcha y el calor sofocante de la selva me estaba empezando a pasar factura, lo mejor sería volver y engullir dos o tres cervezas bien frías, ya que no quise cargarme de peso en demasía y dejé todo el líquido en el campamento, así que me puse de camino hacia este, no sin antes detenerme de nuevo en el lindero del cerrado que bordeaba el río y capturar, eso si con mucho esfuerzo, tres ejemplares del genero hamadryas, concretamente las especies H. Arethusa y H. Feronia , preciosos ninfálidos de grandes y robustas alas de fondo predominantemente negro y salpicadas de multitud de puntos de color azul celeste y blanco, que estaban posadas descansando en los troncos, algunas de ellas a más de tres metros de altura, (aun me pregunto como pude hacer que entraran en el cazamariposas, saltando y golpeando el tronco con el mismo).
Fue entonces cuando me ocurrió lo que no había sucedido hasta el momento, capturé un ejemplar calidad A1 de H. Arethusa, era preciosa, entonces, después de inmovilizarla con una leve presión de mis dedos índice y pulgar sobre su torax me dispuse a introducirla en un sobre y......zas, emprendió su vertiginoso vuelo desde la palma de mi mano, chasqueando sus brillantes alas bajo la bóveda arbórea y escapó, me maldije en ese momento. Que quede por sentado que la siguiente hamadryas que capturé no volvio a despertarse del "apretujón" que le di. Ocurre que estos lepidópteros tienen una constitución tan robusta, que necesitan una presión más acentuada en el torax para inmovilizarlas que el resto de mariposas y es que su cuerpo bastante musculoso les facilita ese vuelo tan característico y vertiginoso que poseen.
...Y por fin llegué al campamento, donde algunos niños me gritaban al verme aparecer entre las ramas, " borboleta !! , borboleta !! ", que era como me llamaban antes de conocer mi nombre y para quién no lo sepa es la traducción de mariposa al portugués.
Con una cuarentena de bonitos ropalóceros, los mismos grados de temperatura y algunos cientos de pinchos y semillas pegados en toda mi ropa llegué al campamento y me tragué la primera cerveza como si la lata hubiese estado vacía, entonces convencí a dos o tres niños para que me despojasen de mis semillas y pinchos a cambio de cinco reales cada uno, unas quinientas pesetas al cambio, hice algunas bonitas fotografías que adjunto a este artículo, me senté en el margen del río a observar a los pescadores cobrar algunas piezas y lo prometido, me tragué otras dos cervezas más.
·* Ver fotos del artículo del Salto Corumbá.
·* Rhopalócera, del griego, significa, antenas en forma de maza. Término con el que se suelen
Conocer a todas las mariposas diurnas.
·* "Mata Ciliar", término con el que se denomina a toda area boscosa o de arboleda en torno a un cauce fluvial.
·* Nemeobidae, amplia familia de mariposas diurnas de pequeño y mediano tamaño con cierta similitud a la familia lycaenidae, de colores vivos y metálicos, de vuelo rápido y vertiginoso y que gustan de posarse en hojas de árboles a media altura.
·* Heliconinae, subfamilia de Nymphalidae, de alas alargadas y redondeadas en la punta, de colores brillantes, a base de manchas y bandas sobre fondo oscuro, de vuelo lento y orugas con protuberancias que se alimentan de plantas de la familia de las passifloraceas, lo cual les confiere un método de defensa, el veneno, que hace absurdo un batir de alas rápido como otros lepidópteros.
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